¡Por fín! Me moría de ganas de desterrar el relato en tercera persona casi que desde el segundo escrito, ajjajajajajja. Sin embargo, era la única manera de tratar de despegarme de una visión que, inevitablemente, iba a ser muy subjetiva. Y, a pesar de mis esfuerzos, así lo ha seguido siendo, aunque quizá un poco menos (sí, muy poco, lo sé, jajajjaja).
Notas monzonicas
La vida en las montanyas
La calida Calcuta dejo paso a varias horas de tren (mas de una decena, como cualquier trayecto indio que se precie) hasta llegar a New Jailparguri. Esta ciudad, sita en una planicie, esta a los pies de un terreno montanyoso, cada vez mas escarpado, ansioso por alcanzar el cielo que, en su soberbia, llega a establecer el techo del mundo: la cordillera de los Himalayas. El proximo destino de los turistas era Darjeeling, una ciudad de apenas 100.000 habitantes situada a mas de 2.000 metros de altura. Para llegar desde la estacion apenas habia que recorrer 80 kilometros, para lo cual necesitaron un jeep, 4 horas y una buena dosis de paciencia durante las conversaciones con un conductor mas interesado en hacerse con el dinero de los viajeros que en llevarlos a destino.
Good Bye Kolkata
Salpicando la capital cultural del pais se encuentra un buen punyado de monumentos, algunos de ellos de soberbias magnitudes, como el Victoria Memorial, un serio competidor del Taj Mahal al que el tiempo relego en la liza por ser simbolo de India (en favor del archiconocido palacio de Agra), quiza por su vinculacion al colonialismo. Los edificios coloniales encauzan calles correctamente asfaltadas... los turistas encuentran visos occidentales en esta ciudad. Asi fue como los tres barceloneses descubrieron las bondades de la ciudad: paseando entre calles que aun mantenian parte del esplendor de antanyo, desterrando de sus mentes la imagen de degradacion y dejadez, de pobreza y enfermedad, asociada a un estereotipo que empezaba a languidecer.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)