En primera persona

¡Por fín! Me moría de ganas de desterrar el relato en tercera persona casi que desde el segundo escrito, ajjajajajajja. Sin embargo, era la única manera de tratar de despegarme de una visión que, inevitablemente, iba a ser muy subjetiva. Y, a pesar de mis esfuerzos, así lo ha seguido siendo, aunque quizá un poco menos (sí, muy poco, lo sé, jajajjaja).

Vuelta revuelta

Abandonado Darjeeling, todo cuanto quedaba por ver eran paisajes ya familiares. en su batida en retirada hacia Delhi, los barceloneses recalaron en el último lugar de remanso antes de adentrarse en la concurrida capital: Varanasi. La ciudad que otrora les impactó, la ciudad en la que se respira muerte y vaho del Ganges a partes iguales, cuyo cielo está poblado por infinidad de cometas manejadas por niños (y no tan niños), con vacas mansas bloqueando las calles de su centro histórico, con bazares interminables en los que los visitantes se quedan bloqueados, sin poder avanzar... Varanasi, por tercera vez.

La vida en las montanyas

La calida Calcuta dejo paso a varias horas de tren (mas de una decena, como cualquier trayecto indio que se precie) hasta llegar a New Jailparguri. Esta ciudad, sita en una planicie, esta a los pies de un terreno montanyoso, cada vez mas escarpado, ansioso por alcanzar el cielo que, en su soberbia, llega a establecer el techo del mundo: la cordillera de los Himalayas. El proximo destino de los turistas era Darjeeling, una ciudad de apenas 100.000 habitantes situada a mas de 2.000 metros de altura. Para llegar desde la estacion apenas habia que recorrer 80 kilometros, para lo cual necesitaron un jeep, 4 horas y una buena dosis de paciencia durante las conversaciones con un conductor mas interesado en hacerse con el dinero de los viajeros que en llevarlos a destino.

Good Bye Kolkata

Salpicando la capital cultural del pais se encuentra un buen punyado de monumentos, algunos de ellos de soberbias magnitudes, como el Victoria Memorial, un serio competidor del Taj Mahal al que el tiempo relego en la liza por ser simbolo de India (en favor del archiconocido palacio de Agra), quiza por su vinculacion al colonialismo. Los edificios coloniales encauzan calles correctamente asfaltadas... los turistas encuentran visos occidentales en esta ciudad. Asi fue como los tres barceloneses descubrieron las bondades de la ciudad: paseando entre calles que aun mantenian parte del esplendor de antanyo, desterrando de sus mentes la imagen de degradacion y dejadez, de pobreza y enfermedad, asociada a un estereotipo que empezaba a languidecer.


La ciudad de la alegria?

Existe un buen punyado de ciudades en el mundo que, con tan solo pronunciarse su nombre, evocan una serie de imagenes en la mente del oyente. En la mayor parte de los casos no deja de ser una retahila de estereotipos y topicos que se ha extendido sin importar o no su autenticidad. Asi, cuando alguien oye hablar de Nueva York piensa en rascacielos, en trafico intenso, taxis amarillos, en una amalgama cultural que recorre sus calles, como savia cosmopolita; o el mas reciente caso de pekines, que tras la celebracion de las olimpiadas inspira una imagen de modernidad en el imaginario colectivo. Pero, en algunas ocasiones, la imagen que tiene una ciudad o pais esta totalmente desligado de la realidad. Ocurre incluso dentro de la peninsula iberica. O, almenos eso creia Dani, cuando llego a Calcuta y se encontro con una ciudad totalmente inesperada. Al barcelones le asaltaron los recuerdos de anyos atras, cuando decidio irse a vivir a Bilbao y, por tanto, Euskadi paso a ser uno de sus temas de conversacion mas manidos, debido a la excitacion de la proxima mudanza. Lo que mas le sorprendio fue la imagen que tenia la gente sobre la vida en aquel lugar. Algunos de sus interlocutores percibian el proximo destino del barcelones como un lugar peligroso. En los medios de comunicacion no tenia mas que echar una ojeada simplemente a los titulares para percatarse de que no hacia mas que expandirse un aura de tension en torno al nortenyo enclave. El colmo de los colmos era cuando escuchaba la opinion de gente de a pie en alguna medio (y, por desgracia para su calma, mas de una vez, a alguna que otra persona con la que se cruzaba durante sus quehaceres diarios): mucha gente creia (y, algo mas lamentable, aun cree) que Euskadi es una suerte de Vietnam iberico, un lugar inhospito para vivir!

Feriantes...

Patna iba a ser el lugar en que los caminos de los turistas se dividieran. Llegaron a la capital del estado de Bihar tras un incomodo trayecto en autobus que acabo por demorarse, tonica habitual en los transportes indios, y llegar a destino empleando el doble de tiempo previsto. Aunque no tenia, ni por asomo, als mastodonicas dimensiones de Nueva Delhi, Patna ofrecia la misma hostilidad al viajero que la propia capital, si no mas. El asfalto era omnipresente, el trafico adquiria cotas inusitadas de caos, elevadas incluso para un pais como India... y los lugarenyos no se esmeraban demasiado en hacer mas afable la llegada del turista.

Bodhgaya

Durante los veranos de su infancia, Dani pasaba largas temporadas en Leon. A pesar de estar alojado en la capital, en casa de sus familiares, a menudo visitaba otros municipios de la provincia. Normalmente la excusa de esas largas jornadas familiares era simplemente disfrutar un dia en el campo, con un piscina a disposicion del barcelones y sus primos. En otras ocasiones, se trataba de visitar a algun pariente, o aprovechar la cercania del pueblo de turno para saludar a algun conocido que, segun alguien recordaba, vivia por alli. A lo largo de los anyos, la lista de pueblos visitados era bastante extensa. De entre todos ellos, destacaba Villaverde, un minusculo poblado, con una sola via y escasa de poblacion que, paradojicamente, estaba situado a muy pocos kilometros de la capital. Algo tenian en comun todos aquellos pueblos, una tranquilidad aderezada con el sonido que emanaba del contacto entre las playeras y los caminos sin asfaltar, el olor a verde cuando visitaban las fincas familiares sin mas motivo que el de mirarlas un anyo tras otro, el ritmo que marcado por la friccion entre el pantalon y la hierba crecida, aun por pacer...

Varanasi, Benares o la ciudad del Ganges

Para muchos es la ciudad sagrada. Para otros, una de las poblaciones mas antiguas del globo (hay incluso quien asegura que es la primera del mundo). Borges escribio sobre ella y, tanto sus versos como las palabras de cuantos han visitado esa maranya de calles entrecosidas a las que el Ganges da cobijo, parecen haber sembrado entre los futuribles vivistantes una opinion consensuada: Benares es una ciudad de considerable belleza, un punto irrenunciable de cualquier ruta por la India. No obstante, no falta un nada desdenyable punyado de turistas cuya vision del vaso medio vacio se impone a toda suerte de rumores favorables a la ciudad y persisten en verla como una necropolis de despropocionado tamanyo que no ha de ofrecer mas comodidades ni alicientes que los que cualquier centro de culto a la muerte pueda prestar.

El triangulo de oro

Bajo este apodo se conoce al triangulo que forman las ciudades Indias de Nueva Delhi, Jaipur y Agra. La capital India suele ser lugar obligado de paso para muchos turistas, debido a las numerosas conexiones internacionales que posee su aeropuerto (algo mas dudoso resulta su importancia a nivel monumental). El pais es tan extenso que, cuando un turista dispone de poco dias para visitarlo, decantarse por el triangulo de oro parece ser una buena opcion (o eso debe de pensar la mayor parte de visitantes, a juzgar por las hordas de gentes que la eligen). Por otra parte, cualquier agencia que tenga la mas minima oportunidad, tratara de vender un paquete turistico que incluya los 3 destinos. La habilidad innata de los lugarenyos para la venta, la verborrea (y, por que no decirlo, el timo) hace el resto.

Freedom


Alguna excursión, un poco de actividad o, directamente, el cultivo de la pereza, adoración al hedonismo en su vertiente más inactiva... sin importar como fuera el día, indefectiblemente terminaba en el Freedom. Este bar, refugio de un nada desdeñable puñado de turistas, estaba situado a orillas del Ganges, unos metros más elevado que el curso del río, por lo que las vistas que ofrecía hacían las delicias de los clientes. No se encontraba en el interior de un edificio, sino que consistía en una construcción formada por cañas, tapado su tejado con lonas, que proporcionaba techo, no así paredes. El suelo estaba totalmente cubierto de mantas y salpicado de innumerables cojines. Los turistas campaban a sus anchas, sentados, recostados cual romano clásico en su triclinium o totalmente estirado, charlando animosamente o leyendo un libro, comiendo copiosamente o sorbiendo un simple té... Aquel bar se convirtió, desde su primera visita, en el campamento base de los turistas.

Modorra interrumpida

De tanto en cuando, al igual que les sucedió en Risikesh, los turistas se proponían realizar alguna excursión. Resultaba difícil luchar contra la ligereza de las horas, que se paseaban con tan gráciles que los turistas mediterráneos apenas se percataban de ello. Alguna que otra vez lograban su objetivo de levantarse a una hora más o menos temprana, sin embargo, o el desayuno se demoraba (en los bares Indio es normal esperar un largo rato hasta lograr ser servido, condición que permanece invariable aún cuando si lo haga la cantidad de clientela que albergue el local en ese momento. Ello conlleva que, a pesar de que el establecimiento esté vacío, hay que esperar), en otras ocasiones lo que se alargaba era la ingesta y la charla posterior, normalmente debido a la llegada de alguien extraño a quien acababan de conocer.

Con los pies en Risikesh

Una noche en autobus local fue suficiente para acercar a los barceloneses hasta Risikesh. Se encontraba en un estado distinto al que acogia a Dharamsala, algo mas al sur, por lo que prometia temperaturas mas benevolas para los turistas mediterraneos, que ansiaban poder despojarse de sus jerseis.

Avui que fem?

Para algunos turistas ir de vacaciones consiste en poder reunir un manojo de dias no laborables y disfrutarlos en algun lugar distinto al que se habita durante todo el anyo, visitando sus monumentos, recorriendo el nuevo escenario de cabo a rabo, tratando de seguir al pie de la letra las recomendaciones que del lugar han llegado a sus oidos, las observaciones que contienen las guias de turno, los enclaves por los que tal o cual lugar es famoso en el resto del globo... Para otros, estar de vacaciones tiene un componente de vagancia elevado, siendo la pereza un placer denegado durante el resto del anyo y un deleite en su pequenyo periodo ocioso. No resulta tan importante participar en mil actividades o ver decenas de monumentos... lo principal es descansar.

Moda granate

El Dalai Lama es, sin lugar a dudas, el habitante mas famoso de Dharamsala. Alli se establecio no solo su residencia, sino tambien la de un nutrido grupo de compatriotas tibetanos. No en vano, en la poblacion es facil encontrar templos tibetanos, restaurantes con menus que incluyen Momos, Chowmeins o Thukpa, libros sobre el exhilio del pueblo tibetano, carteles en protesta por la represion china... y monjes. Monjes vestidos de granate. Monjes tibetanos, pero tambien monjes occidentales. Todos con su sayo granate. En el caso occidental resulta especialmente curioso pues, mientras los naturales del Tibet (o descendientes de los mismos ahora residentes en India) simplemente continuan cultivando la cultura de la sociedad a la que pertenecen, los visitantes del oeste vienen a menudos fascinados por el budismo y estan dispuestos a acatar sus rutinas de plegaria, sus uniformes morados, sus jornadas de meditacion y silencio... sin embargo, muchos se negarian en rotundo a llevar un habito, a rezar un rosario. A Dani le enervaba semejante incoherencia. El barcelones no se hubiera inclinado jamas por una u otra opcion: las dos le parecian lo mismo. Respetaba que la gente pudiera tener sus creencias, aunque el no las compartiera. Sin embargo, no lograba entender por que tantas almas huian de las religiones de sus lugares de origen para refugiarse en otras mas lejanas. Para el barcelones, la unica diferencia, era el color del uniforme que la tirania teologica imponia a cada feligres.

Arribada a les muntanyes

El zigzagueante trayecto del autobus encontro su fin en la plaza principal de McLeod Ganj, municipio cercano a Dharamsala que se erigia como centro turistico de la zona. Los turistas descendieron del vehiculo cuando apenas eran als 7 de la manyana cuando se vieron rodeados de una maranya de 'comerciales' que deseaba alojarlos en sus respectivos hostales. No costo deshacerse de ellos, puesto que el mal humor de un viajero que ha maldormido durante la noche en un autobus con la misma estabilidad que una atraccion de parque tematico junto con el hecho de despertarse justo cuando consigue conciliar el suenyo, pasando frio y viendose asediado por una maranya de insistentes vendedores, le confiere cierto tono tajante que se deja caer como una pesada e inamovible negativa en toda frase que musite. Asi, aquellos madrugadores 'captadores' no tuvieron mas que huir en desbandada.

Segundas partes...

Quiza nunca fuesen buenas, pero ese segundo 'round' entre los turistas y Delhi fue, sin lugar a dudas, mejor que el primero. En su primera visita no habian visito mas que el mercado tibetano, por lo que, en esta ocasion, decidieron dejarse caer por zonas algo mas turisticas y concurridas. Sin embargo, todo se quedo en buenas intenciones y agua de borrajas, puesto que, finalmente, solo acudieron a uno de los principales mercados de la ciudad y poco mas. Alli, a pesar de que la presencia de gente era intensa, algo comun al resto del pais, no sintieron el agobio que recordaban. Los largos viajes, la estancia en Nepal, las paradas en los dabas, los dias en alerta para no acabar bajo las ruedas de un coche, o bajo los pies del tumulto...todo parecia responder a una suerte de entrenamiento que, sin lugar a dudas, les fue imprescindible para disfrutar de unos dias apacibles en la capital India.

Regreso a Delhi

La capital india era el principal puerto de entrada de los turistas al pais. Para el visitante novel suponia un duro golpe observar la estampa tras salir del aeropuerto para tomar un taxi: el contraste respecto a su lugar de origen era brutal.

Sin embargo, ya no era su primera visita a Delhi. A pesar de que esperaba temoroso la vuelta a aquella inmensa ciudad, a los nudos viarios que rodeabana un urbanismo sin sentido de casas hacinadas, le resulto extranyamente familiar. El trafico seguia siendo horrible, el ruido insoportable, las aglomeraciones presentes en cualquier punto... pero perdian su impacto inicial, ya no resultaba novedoso, ya no se mostraba imponente.

La odisea

Quiza esten desprovistos del carisma de Ulises, quiza su trayecto no merezca una oda ni llegar a oidos de genraciones futuras, quiza el entorno mitologico griego sea inigualable... sin embargo, las 44 horas que tardaron en realizar el trayecto entre kathamandu y Delhi les parecio a los turistas una autentica odisea.

Llegaron puntualmente, tras comer con sus amigos israelies y despedirse de ellos, a la estacion de autobuses. El supuesto nodo de comunicaciones no era tal, pues consistia en un par de agencias de viajes sitas a un lado de una carretera principal de la ciudad con cierto espacio delante donde podian pararse los autobuses turisticos. Cuando por fin encontraron su autobus, les indicaron que no podian viajar en el a causa de los tramites que conllevaba pasar la frontera para un occidental. El autocar para el que tenian pasaje era directo, no realizaba paradas, y ellos debian bajar para sellar la salida en la oficina de inmigracion nepali y volver a bajar ante su homologa india para sellar la entrada. Para solucionar el problema, la agencia les proporciono dos plazas en un autobus que si paraba en la frontera, dandoles tiempo suficientes para realizar los tramites pertinentes.

Autohomenaje

La mayor parte de las fotografias de los tres barceloneses iban destinadas a retratarse a si mismos, en detrimiento de los monumentos y curiosidades del lugar. Al fin y al cabo, las ciudades, los paises, los pueblos... solo son escenarios. El contenido lo da el toque humano.

Los pupilos de Marco Polo...

O tal vez debieran conocerse como seguidores de Alejandro Magno, pues mas que buscar especias, a menudo el alud de extranjeros en India y Nepal roza la invasion, especialmente en enclaves tan turisticos como Lakeside o Thamel (en Nepal) o Goa y Daramsala (en India). Lo que resulta indiscutible es el enorme atractivo que despiertan estas tierras en los viajeros de lejanas tierras, un interes que viene de lejos.

Asfalto artesanal

Pasaban de las 11 de la noche cuando Sonia y Dani regresaban a su hostal desde el concurrido barrio de Thamel. El trayecto acostumbraba a hacerse con cierta celeridad. La oscuridad no invitaba a pasear tranquilamente por las calles desiertas de una ciudad extranya, desconcida. Apenas se percibia sonido alguno. Las aceras estaban pobladas por montones de basura y, de tanto en cuando, se cruzaban con alguno de esos ninyos, cargados con sacos enormes, buscandose la vida entre aquello que el resto de conciudadanos habia desechado. Pero lo que mas pavor causaba a los turistas eran los perros. habia decenas, cientos de ellos. Las peleas caninas eran constantes durante toda la noche. Al pasar por su lado los barceloneses no podian evitar temblar, mientras los pensamientos sobre una posible reaccion repentina del perro recorrian sus mentes. Afortunadamente todo quedo en agoreras paranoias que no llegaron a ocurrir. Otros habitante del Kathmandu nocturno eran las vacas. Verlas les resultaba gracioso, con su caminar pausado, algun mugido que otro... aunque la gracia de la escena se desvanecia cuando se las podia ver pastando en los montones de mugre y desperdicios, comiendo carton, desechos y plasticos. Pensar en los cafes con leche mientras se observa la dieta de las vacas locales borraba toda sonrisa para dejar paso a una expresion desagradable.

La ciudad a oscuras...

Dani y Sonia estaban escribiendo mails, casi finalizandolos, en un cyber cafe de kathmandu cuando, repentinamente, se fue la luz, los ordenadores se apagaron y los barceloneses se quedaron con una expresion estupida en su rostro, mueca entre el cabreo y la decepcion. Sin embargo, la ausencia de luz no les sorprendio. En absoluto. Todos los dias, sin excepcion, se iba la luz, a veces al mediodia, a veces algo mas tarde. Y luego volvia. Siempre a las nueve de la noche. Puntual.
Puesto que no podian proseguir con sus cartas binarias y subir a la habitacion se presentaba como un plan aburrido (sin electricidad no podian conectar altavoces, tampoco disponian de luz para leer...) decidieron ir a tomar un te por Freak Street, cerca de su hostal. Alli se encontraron con la pareja de italianos que habian conocido en la embajada, cuando estaba enfrascados en los tramites para la renovacion del visado. Sentados en una terraza, la pareja apuraba un par de cervezas. Sonia y Dani los saludaron y, a los 5 minutos, ya estaban sentados juntos y conversando con su bebida en la mano, a la luz de un par de velas. Pronto surgio el tema de la luz, con sus idas y sus venidas. El chico italiano, que llevabamas de una decada visitando la region, les explico que el problema era politico. Al parecer, el gobierno nepali tenia firmado un contrato con la vecina India por el que,durante un numero determinado dehoras al dia, le vendian su electricidad. Asi pues, el insaciable apetito energetico del gigante indio, junto con la gestion desafortunada (por no decir corrupta) del gobierno nepali, sumian a las principales ciudades del pais en la mas absoluta oscuridad.

Burocracia asiatica

Resulta comunmente aceptado que cualquier tramite en un pais en vias de desarrollo es siempre mas lento que si este se tramitara en un pais occidental. Asi, los barceloneses tuvieron que personarse en la embajada de la India en Nepal a las 7'30 de la manyana, dos horas antes de que se iniciase el horario de atencion al publico. Al parecer, mucha gente acudia a kathmandu para renovar su visado indio (a dia de hoy sigue resultando un misterio averiguar por que no se puede renovar dentro de India), pero ello no requiere (segun estimaciones e la diplomacia India, claro esta) de un aumento del personal para atender a los turistas.

Welcome to Nepal?

Lo primero que hicieron los turistas mientras se encontraban, literalmente, sobre la linea fornteriza entre Nepal e India, fue dirigirse a la oficina de inmigracion para tramitar sus visados. 25 euros por 15 dias. Se quedaron sorprendidos por semejante tarifa, desproporcionaba si se comparaba con los 50 euros necesarios para costearse un visado de 6 meses de vigencia en la India. Al llegar a Pokhara, meca del trekking, descubrieron que, para practicar dicho deporte, era necesario pagar por un permiso especial. De no disponer del mismo, el excursionista podia ser multado por las autoridades del pais.

Ninyos sin cuentos


Tras haber desayunado por Thamel y recorrido los 20 minutos que separaban el turistico barrio de Durbar Square, centro neuralgico de Kathmandu, los barcelonesesllegaron a las inmediaciones de su hostal. Alli Sonia y Lorena se encapricharon con la musica que sonaba con un volumen elevado desde una tienda de discos. Mientras elegina entre compactos de musica etnica, musica para la meditacion, musica nepali pero algo mas moderna, musica de festivales del pais... Dani bostezaba, aburrido ante la expectativa de pasar un rato en aquel lugar a la espera de que sus amigas fueran capaces de elegir entre cientos de discos sobre los que no tenian la mas absoluta idea y asesoradas solo por su indecision y por un comerciante avido de ventas. En aquellas, aparecio un ninyo, de unos 6 o 7 anyos, en la puerta del establecimiento. Era uno de tantos crios que vivian en las calles de la capital nepalesa, vestidos con harapos, llenos de polvo y suciedad hasta las cejas y decalzos. De esta guisa, que a cualquier europeo le arrancaria cuanto menos un suspiro de tristeza, pena o compasion, se acercaban a menudo a cuanto turista circulara por alli, a menudo apra pedirles dinero. Otras veces iban en grupo y les empujaba mas la curiosidad que la mendicidad.

Kathmandu

Segun cometan algunos lugarenyos (y la lonely planet, sagrada guia que todo lo sabe y para todo tiene respuesta aun antes de que tu mente formule una pregunta), Kathmandu era un lago hace unos milenios. Sin lugar a dudas, ese debio ser el momento mas apacible de la capital nepali. El panorama hoy, lejos de la idilica evocacion en la que dominan las aguas calmadas y cristalinas de un lago, es el de una maranya de calles en las que coches y motos campan a sus anchas.

Ruta nepali

La mayor parte del trayecto entre Pokhara y Kathmandu transcurrio mas cercana al mundo onirico que al real. Una suerte de siesta sempiterna hacia el viaje mas llevadero y, cuando en algun momento los turistas recuperaban la consciencia, contemplaban someramente el paisaje nepali para regresar al poco a sus suenyos. En alguna de estas interrupciones, los ojos somnolientos se abrian de par en par, sobresaltados, al ver vehiculos accidentados en la ruta. En primero que vieron los turistas fue un autocar que habia surfido un choque frontal. El morro del automovil estaba destrozado, sin embargo no habia gente en los alrededores (probablemente habia sucedido hacia ya rato y otro autobus los abria recogida). Al cabo de un buen rato y unos pocos kilometros vieron como unas gruas trataban de izar un autocar que habia caido barranco abajo. Los pelos de los turistas se erizaban, los frenazos que iba dando su propio autobus les provocaban sudor frio, lluvia fria sobre la espalda, ya que la tension era incesante. Asi pues, la mejor opcion era volver a dormirse. Y asi lo hicieron.

Botiguers (tenderos)

La base de nuestro sistema económico actual (entiéndase "nuestro" como concepto global) es el comercio. Los intercambios entre empresas, personas... conforman una red que se expande a lo largo y ancho del globo, perpetuando unas relaciones interpersonales (físicas o jurídicas) que parecen estar presente desde el momento en que el hombre es animal social. El intercambio, el trueque, se intuye, pues, tan antiguo como la vida en comunidad misma y, a pesar de que hoy en día se utilicen divisas, la esencia del comercio sigue siendo la misma. En India, esa propensión al comercio se intuye especialmente intensa. Allá donde fueran los turistas, encontraban tiendas, puestecillos ambulantes o personas cargadas con su mercancía, esperando ansiosamente a la clientela. La mayor parte de las veces, imperaba el marketing más agresivo y los vendedores se lanzaban sin pudor a la caza del futurible cliente.

Relax a la nepalesa

Un lago de dimensiones descomunales, impresionantes montanyas alrededor, bares, tiendas, agencias de viajes, cafes... Pokhara resulto ser un pueblo muy orientado al turismo, especialmente la zona en al que se encontraban los 3 barceloneses: Lake side. Situado relativamente cerca de los Annapurnas, se trataba de un enclave popular entre los amantes del trekking. No era pues de extranyar que, a cada dos pasos que daban, alguien se les acercara ofreciendoles la posibilidad de realizar trekking, rafting, kajak... Ellos trataban de explicar que tan solo estaban alli para pasar unos dias de tranquilidad, y que lo del trekking no les atraia. De poco servia, puesto que a los 5 minutos volvian a tener la misma conversacion. Cuando por fin superaban a los asaltadores de camino, tarjeta de agencia de viajes y deportes de aventura en mano, se sentaban en algun bar o cafe. Alli los trataban con total amabilidad. A veces les daban conversacion: empezaban preguntando de donde eran, despues les interrogaban acerca de su opinion sobre Pokhara y finalmente les preguntaban sobre el trekking... dichoso trekking.

Camino de Pokhara

Las secuelas lumbares tras el trayecto en Autobus local desde Varanasi junto con una noche sobre el colchon poco mullido (por no llamarlo lapida) de aquellas cuadras reformadas (por ser generosos con la adjetivacion) que recibian el nombre de hostal, presionaron a los tres turistas. Esta vez irian en autobus turistico hasta Pokhara, poblado que habian elegido para iniciar su estancia en Nepal. El visado nepali les habia costado nada menos que 20 euros, y tan solo les era valido por 15 dias, por lo que optaron por pasar 5 dias en Pokhara y el resto en Kathmandu.

Varanasi: visto y no visto

En cuanto se apearon del tren, los turistas se encontraron perdidos en la estacion ferroviaria de Varanasi. Algo somnolientos aun, pues aquellas horas matutinas eran demasiado tempranas en comparacion a sus rutinas en Barcelona, salieron de la misma para dirigirse a la estacion de autobuses. Varanasi es una ciudad banyada por el Ganges. Segun dice tiene hasta 80 puertas que dan al rio sagrado, al que ellos llaman Ganga. Quiza por la mitificacion de un simple curso fluvial, quiza por efectos del boca a boca, Varanasi es un destino bastante apreciado por los turistas que lo han visitado y anhelado por los que aun no lo han hecho. Sea como fuere, los 3 barceloneses apenas pasaron 30 minutos en aquella ciudad.

Ferrocarril indio

Todas las dudas sobre como seria el viaje en tren fueron despejandose desde el momento en que los tres amigos llegaron a la estacion de Nueva Delhi. Llegaron a media tarde a aquel lugar que el primer dia tanto habia impactado a Lorena y Dani. Pero, a menudo, cuanto mas familiar resulta un lugar, una situacion, un plato de comida... mas merma su capcidad de impacto. Otra vez estaba llena hasta los topes, la gente se avanzaba a paso lento, en masa, por parillos y escaleras mientras los altavoces anunciaban, tanto en hindi como en un confuso ingles, las proximas salidas. Finalmente, mas guiados por la suerte que por la asimilacion de los avisos, encontraron el anden adecuado. Alli estaba su tren, al que le restaba media hora para que partiese.

Duros a cuatro pesetas

Una vez reunidos Sonia, Lorena y Dani, ya sólo quedaba emprender rumbo hacia Nepal. Dice el refrán que más vale malo conocido que bueno por conocer, así que decidieron volver a la misma agencia que les había vendido los billetes para Daramsala, billetes que, con los nuevos planes, iban a quedar en desuso. Consiguieron, pues, que les devolvieran la mitad de lo que habían pagado, y adquirieron nuevos pasajes, esta vez de tren, hasta Varanasi. Una vez allí, ya tomarían un autobús para llegar hasta la frontera.

El perque de tot plegat...

Cabe remontarse a agosto de 2008 para entender los motivos que condujeron al viaje hacia tierras monzónicas. De hecho, la historia podría venir de antes incluso. Dani había conseguido una beca en Madrid, por la que estuvo viviendo 4 meses en la ciudad del Manzanares. En principio, tras un curso sobre economía y comercio exterior, cabía la posibilidad de que consiguiera una beca para irse un año a un destino extranjero, a saber de entre 15 posibles (cada cual más exotico). Sin embargo, Dani no consiguió la ansiada plaza, por lo que, al llegar el verano, decido ótomarse unos meses de calma y relax.

Delhi de dia

A menudo la luz y la noche se asemejan a ropajes: un mismo lugar vestido de día, ataviado de luz, es completamente distinto cuando se viste de noche. Tras la llegada a Delhi, el amanecer, el mismo que despertaba al viajero, constituía una nueva indumentaria bajo la que aun no había visto a la ciudad. Las calles oscuras e intrigantes de Maj nuka tila (el campamento tibetano) eran un hervidero de vida desde primeras horas de la mañana. El corto trecho que separaba el hostal de la entrada al campamento, aquel que la noche anterior parecía extraído de una película de terror, mostraba un estampa diametralmente opuesta: los puestos comerciales se amontonaban a un lateral, mientras que en la otra banda bares y tiendas se alternaban en el continuo de la calle.

Arrivals

El contraste entre el lujoso avión, con sus televisores ofreciendo programación a la carta y videojuegos, menús diseñados por reconocidos chefs, azafatas pendientes hasta de la respiración del pasaje... contrasta con la escena que acontece al salir del aeropuerto de Nueva Delhi: gente hacinada, durmiendo en la calle, un caos circulatorio impropio para altas horas de la noche y un enjambre de taxistas a la caza del turista. El mismo contraste que siente el cuerpo, tras pasar unas horas en Bruselas, a 10 grados, y aterrizar en la capital india a casi 30. La pituitaria se atolondra. Las últimas briznas de aire antes de abandonar el asiento estaban impregnadas por las partículas del perfume que las azafatas esparcían por la aeronave. El repentino cambio, esa suerte de colonia en la que se entremezclan el hedor de las heces con el humo de los coches, cocinados lentamente por el bochorno de la ciudad, que los acentúa, que les confiere mayor intensidad, invade las fosas nasales. El olfato se rinde, se resgina.