Feriantes...

Patna iba a ser el lugar en que los caminos de los turistas se dividieran. Llegaron a la capital del estado de Bihar tras un incomodo trayecto en autobus que acabo por demorarse, tonica habitual en los transportes indios, y llegar a destino empleando el doble de tiempo previsto. Aunque no tenia, ni por asomo, als mastodonicas dimensiones de Nueva Delhi, Patna ofrecia la misma hostilidad al viajero que la propia capital, si no mas. El asfalto era omnipresente, el trafico adquiria cotas inusitadas de caos, elevadas incluso para un pais como India... y los lugarenyos no se esmeraban demasiado en hacer mas afable la llegada del turista.

Bodhgaya

Durante los veranos de su infancia, Dani pasaba largas temporadas en Leon. A pesar de estar alojado en la capital, en casa de sus familiares, a menudo visitaba otros municipios de la provincia. Normalmente la excusa de esas largas jornadas familiares era simplemente disfrutar un dia en el campo, con un piscina a disposicion del barcelones y sus primos. En otras ocasiones, se trataba de visitar a algun pariente, o aprovechar la cercania del pueblo de turno para saludar a algun conocido que, segun alguien recordaba, vivia por alli. A lo largo de los anyos, la lista de pueblos visitados era bastante extensa. De entre todos ellos, destacaba Villaverde, un minusculo poblado, con una sola via y escasa de poblacion que, paradojicamente, estaba situado a muy pocos kilometros de la capital. Algo tenian en comun todos aquellos pueblos, una tranquilidad aderezada con el sonido que emanaba del contacto entre las playeras y los caminos sin asfaltar, el olor a verde cuando visitaban las fincas familiares sin mas motivo que el de mirarlas un anyo tras otro, el ritmo que marcado por la friccion entre el pantalon y la hierba crecida, aun por pacer...

Varanasi, Benares o la ciudad del Ganges

Para muchos es la ciudad sagrada. Para otros, una de las poblaciones mas antiguas del globo (hay incluso quien asegura que es la primera del mundo). Borges escribio sobre ella y, tanto sus versos como las palabras de cuantos han visitado esa maranya de calles entrecosidas a las que el Ganges da cobijo, parecen haber sembrado entre los futuribles vivistantes una opinion consensuada: Benares es una ciudad de considerable belleza, un punto irrenunciable de cualquier ruta por la India. No obstante, no falta un nada desdenyable punyado de turistas cuya vision del vaso medio vacio se impone a toda suerte de rumores favorables a la ciudad y persisten en verla como una necropolis de despropocionado tamanyo que no ha de ofrecer mas comodidades ni alicientes que los que cualquier centro de culto a la muerte pueda prestar.

El triangulo de oro

Bajo este apodo se conoce al triangulo que forman las ciudades Indias de Nueva Delhi, Jaipur y Agra. La capital India suele ser lugar obligado de paso para muchos turistas, debido a las numerosas conexiones internacionales que posee su aeropuerto (algo mas dudoso resulta su importancia a nivel monumental). El pais es tan extenso que, cuando un turista dispone de poco dias para visitarlo, decantarse por el triangulo de oro parece ser una buena opcion (o eso debe de pensar la mayor parte de visitantes, a juzgar por las hordas de gentes que la eligen). Por otra parte, cualquier agencia que tenga la mas minima oportunidad, tratara de vender un paquete turistico que incluya los 3 destinos. La habilidad innata de los lugarenyos para la venta, la verborrea (y, por que no decirlo, el timo) hace el resto.

Freedom


Alguna excursión, un poco de actividad o, directamente, el cultivo de la pereza, adoración al hedonismo en su vertiente más inactiva... sin importar como fuera el día, indefectiblemente terminaba en el Freedom. Este bar, refugio de un nada desdeñable puñado de turistas, estaba situado a orillas del Ganges, unos metros más elevado que el curso del río, por lo que las vistas que ofrecía hacían las delicias de los clientes. No se encontraba en el interior de un edificio, sino que consistía en una construcción formada por cañas, tapado su tejado con lonas, que proporcionaba techo, no así paredes. El suelo estaba totalmente cubierto de mantas y salpicado de innumerables cojines. Los turistas campaban a sus anchas, sentados, recostados cual romano clásico en su triclinium o totalmente estirado, charlando animosamente o leyendo un libro, comiendo copiosamente o sorbiendo un simple té... Aquel bar se convirtió, desde su primera visita, en el campamento base de los turistas.

Modorra interrumpida

De tanto en cuando, al igual que les sucedió en Risikesh, los turistas se proponían realizar alguna excursión. Resultaba difícil luchar contra la ligereza de las horas, que se paseaban con tan gráciles que los turistas mediterráneos apenas se percataban de ello. Alguna que otra vez lograban su objetivo de levantarse a una hora más o menos temprana, sin embargo, o el desayuno se demoraba (en los bares Indio es normal esperar un largo rato hasta lograr ser servido, condición que permanece invariable aún cuando si lo haga la cantidad de clientela que albergue el local en ese momento. Ello conlleva que, a pesar de que el establecimiento esté vacío, hay que esperar), en otras ocasiones lo que se alargaba era la ingesta y la charla posterior, normalmente debido a la llegada de alguien extraño a quien acababan de conocer.

Con los pies en Risikesh

Una noche en autobus local fue suficiente para acercar a los barceloneses hasta Risikesh. Se encontraba en un estado distinto al que acogia a Dharamsala, algo mas al sur, por lo que prometia temperaturas mas benevolas para los turistas mediterraneos, que ansiaban poder despojarse de sus jerseis.

Avui que fem?

Para algunos turistas ir de vacaciones consiste en poder reunir un manojo de dias no laborables y disfrutarlos en algun lugar distinto al que se habita durante todo el anyo, visitando sus monumentos, recorriendo el nuevo escenario de cabo a rabo, tratando de seguir al pie de la letra las recomendaciones que del lugar han llegado a sus oidos, las observaciones que contienen las guias de turno, los enclaves por los que tal o cual lugar es famoso en el resto del globo... Para otros, estar de vacaciones tiene un componente de vagancia elevado, siendo la pereza un placer denegado durante el resto del anyo y un deleite en su pequenyo periodo ocioso. No resulta tan importante participar en mil actividades o ver decenas de monumentos... lo principal es descansar.

Moda granate

El Dalai Lama es, sin lugar a dudas, el habitante mas famoso de Dharamsala. Alli se establecio no solo su residencia, sino tambien la de un nutrido grupo de compatriotas tibetanos. No en vano, en la poblacion es facil encontrar templos tibetanos, restaurantes con menus que incluyen Momos, Chowmeins o Thukpa, libros sobre el exhilio del pueblo tibetano, carteles en protesta por la represion china... y monjes. Monjes vestidos de granate. Monjes tibetanos, pero tambien monjes occidentales. Todos con su sayo granate. En el caso occidental resulta especialmente curioso pues, mientras los naturales del Tibet (o descendientes de los mismos ahora residentes en India) simplemente continuan cultivando la cultura de la sociedad a la que pertenecen, los visitantes del oeste vienen a menudos fascinados por el budismo y estan dispuestos a acatar sus rutinas de plegaria, sus uniformes morados, sus jornadas de meditacion y silencio... sin embargo, muchos se negarian en rotundo a llevar un habito, a rezar un rosario. A Dani le enervaba semejante incoherencia. El barcelones no se hubiera inclinado jamas por una u otra opcion: las dos le parecian lo mismo. Respetaba que la gente pudiera tener sus creencias, aunque el no las compartiera. Sin embargo, no lograba entender por que tantas almas huian de las religiones de sus lugares de origen para refugiarse en otras mas lejanas. Para el barcelones, la unica diferencia, era el color del uniforme que la tirania teologica imponia a cada feligres.

Arribada a les muntanyes

El zigzagueante trayecto del autobus encontro su fin en la plaza principal de McLeod Ganj, municipio cercano a Dharamsala que se erigia como centro turistico de la zona. Los turistas descendieron del vehiculo cuando apenas eran als 7 de la manyana cuando se vieron rodeados de una maranya de 'comerciales' que deseaba alojarlos en sus respectivos hostales. No costo deshacerse de ellos, puesto que el mal humor de un viajero que ha maldormido durante la noche en un autobus con la misma estabilidad que una atraccion de parque tematico junto con el hecho de despertarse justo cuando consigue conciliar el suenyo, pasando frio y viendose asediado por una maranya de insistentes vendedores, le confiere cierto tono tajante que se deja caer como una pesada e inamovible negativa en toda frase que musite. Asi, aquellos madrugadores 'captadores' no tuvieron mas que huir en desbandada.

Segundas partes...

Quiza nunca fuesen buenas, pero ese segundo 'round' entre los turistas y Delhi fue, sin lugar a dudas, mejor que el primero. En su primera visita no habian visito mas que el mercado tibetano, por lo que, en esta ocasion, decidieron dejarse caer por zonas algo mas turisticas y concurridas. Sin embargo, todo se quedo en buenas intenciones y agua de borrajas, puesto que, finalmente, solo acudieron a uno de los principales mercados de la ciudad y poco mas. Alli, a pesar de que la presencia de gente era intensa, algo comun al resto del pais, no sintieron el agobio que recordaban. Los largos viajes, la estancia en Nepal, las paradas en los dabas, los dias en alerta para no acabar bajo las ruedas de un coche, o bajo los pies del tumulto...todo parecia responder a una suerte de entrenamiento que, sin lugar a dudas, les fue imprescindible para disfrutar de unos dias apacibles en la capital India.

Regreso a Delhi

La capital india era el principal puerto de entrada de los turistas al pais. Para el visitante novel suponia un duro golpe observar la estampa tras salir del aeropuerto para tomar un taxi: el contraste respecto a su lugar de origen era brutal.

Sin embargo, ya no era su primera visita a Delhi. A pesar de que esperaba temoroso la vuelta a aquella inmensa ciudad, a los nudos viarios que rodeabana un urbanismo sin sentido de casas hacinadas, le resulto extranyamente familiar. El trafico seguia siendo horrible, el ruido insoportable, las aglomeraciones presentes en cualquier punto... pero perdian su impacto inicial, ya no resultaba novedoso, ya no se mostraba imponente.

La odisea

Quiza esten desprovistos del carisma de Ulises, quiza su trayecto no merezca una oda ni llegar a oidos de genraciones futuras, quiza el entorno mitologico griego sea inigualable... sin embargo, las 44 horas que tardaron en realizar el trayecto entre kathamandu y Delhi les parecio a los turistas una autentica odisea.

Llegaron puntualmente, tras comer con sus amigos israelies y despedirse de ellos, a la estacion de autobuses. El supuesto nodo de comunicaciones no era tal, pues consistia en un par de agencias de viajes sitas a un lado de una carretera principal de la ciudad con cierto espacio delante donde podian pararse los autobuses turisticos. Cuando por fin encontraron su autobus, les indicaron que no podian viajar en el a causa de los tramites que conllevaba pasar la frontera para un occidental. El autocar para el que tenian pasaje era directo, no realizaba paradas, y ellos debian bajar para sellar la salida en la oficina de inmigracion nepali y volver a bajar ante su homologa india para sellar la entrada. Para solucionar el problema, la agencia les proporciono dos plazas en un autobus que si paraba en la frontera, dandoles tiempo suficientes para realizar los tramites pertinentes.