Moda granate

El Dalai Lama es, sin lugar a dudas, el habitante mas famoso de Dharamsala. Alli se establecio no solo su residencia, sino tambien la de un nutrido grupo de compatriotas tibetanos. No en vano, en la poblacion es facil encontrar templos tibetanos, restaurantes con menus que incluyen Momos, Chowmeins o Thukpa, libros sobre el exhilio del pueblo tibetano, carteles en protesta por la represion china... y monjes. Monjes vestidos de granate. Monjes tibetanos, pero tambien monjes occidentales. Todos con su sayo granate. En el caso occidental resulta especialmente curioso pues, mientras los naturales del Tibet (o descendientes de los mismos ahora residentes en India) simplemente continuan cultivando la cultura de la sociedad a la que pertenecen, los visitantes del oeste vienen a menudos fascinados por el budismo y estan dispuestos a acatar sus rutinas de plegaria, sus uniformes morados, sus jornadas de meditacion y silencio... sin embargo, muchos se negarian en rotundo a llevar un habito, a rezar un rosario. A Dani le enervaba semejante incoherencia. El barcelones no se hubiera inclinado jamas por una u otra opcion: las dos le parecian lo mismo. Respetaba que la gente pudiera tener sus creencias, aunque el no las compartiera. Sin embargo, no lograba entender por que tantas almas huian de las religiones de sus lugares de origen para refugiarse en otras mas lejanas. Para el barcelones, la unica diferencia, era el color del uniforme que la tirania teologica imponia a cada feligres.


Aun asi, el turista decidio ir con su amiga y la cuadrilla improvisada que habian formado a una audiencia que concedia el Dalai. Era su primera aparicion publica tras una operacion de rinyon a la que habia sido sometido en Delhi. Los turistas llegaron, a su juicio, bastante pronto, sin embargo, el lugar estaba abarrotado. No cabia el mas minimo alfiler entre una multitud compacta que lo mismo ocupaba las gradas cercanas al patio de una escuela de la zona (desde donde hablaba el Dalai) que las laderas de los montes aledanyos o las azoteas de las edificaciones que ofrecian vistas a la zona. Lo interminable del discurso, el ejercito de ninyos prestando atencion a las palabras de su lider (tachados de ejercito por encontrarse formando filas, cual escuadron) remitian ciertas reminiscencias castristas. Afortunadamente, el lider tibetano no sufria de una incontinencia verbal tan aguda como la de Fidel Castro, por lo que en pocas horas hubo terminado su intervencion.
El grupo de turistas estuvo mas pendiente del ambiente del lugar que de lo que decia el lider religioso, puesto que, obviamente, no entendian una sola palabra. Al terminar, se dirigieron a un lago cercano en el que poder jugar a las cartas y comentar cuanto habia acontecido durante el dia. Las campas que vordeaban el lago estaban repletas de familias que habian acudido a la cita con el Dalai y que ahora ofrecian una estampa que cualquier espanyol hubiera catalogado de 'dominguera'.

Aquella noche, a pesar de llevar dias sin escribir, el barcelones encontro la inspiracion en aquellos uniformados que poblaban Dharamsala. Asi se reconcilio con su olvidada libreta y decidio dedicarles unos versos, quiza algo criticos, quinza punzantes, quiza afilados como solo el verbo puede serlo, mas incluso que la mas finas de las laminas de metal, que la mas minuscula de las agujas... acrimonia en las palabras... vease en: http://trazosytrizas.blogspot.com/2008/10/iluminados.html

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