El perque de tot plegat...

Cabe remontarse a agosto de 2008 para entender los motivos que condujeron al viaje hacia tierras monzónicas. De hecho, la historia podría venir de antes incluso. Dani había conseguido una beca en Madrid, por la que estuvo viviendo 4 meses en la ciudad del Manzanares. En principio, tras un curso sobre economía y comercio exterior, cabía la posibilidad de que consiguiera una beca para irse un año a un destino extranjero, a saber de entre 15 posibles (cada cual más exotico). Sin embargo, Dani no consiguió la ansiada plaza, por lo que, al llegar el verano, decido ótomarse unos meses de calma y relax.

Llegado agosto, se fue hacia Euskadi, lugar en el que había residido mientras realizaba su carrera de periodista (o de desempleado), para visitar a las amistades que aún mantenía allí. Coincidió con la semana grande Donostiarra y con una amiga suya de Barcelona, Lorena, que también pasaba unos días en la capital guipuzcoana. Así pues, sabiendo el uno sobre la presencia del otro, decidieron encontrarse en uno de los conciertos que se celebraban en la ciudad con motivo de las fiestas.
La música acompañaba, el ambiente era distendido y las litronas de Kalimotxo arrancaban risas tontas al improvisado grupo que se había formado tras encontrarse los dos amigos barceloneses. Ambos se pusieron al día sobre sus vidas durante los ultimos meses, cuánto habían hecho y cuánto habían dejado de hacer. Durante un rato, la conversación se llenó con ese tipo de diálogo en que cada uno resume un día a día que se ha hecho largo, farragoso, incluso cansino, en 4 frases escuetas (¿capacidad de concreción y síntesis o exceso de monotonía en el quehacer diario?). En cierto momento de la charla, Lorena comentó su intención de realizar un viaje a la India en septiembre para visitar a Sonia, una buena amiga, a la que Dani conocía desde la infancia, que se encontraba en una zona cercana al Tibet realizando un proyecto de cooperación. Una bombillita, como las que expresan el surgir de una idea en los dibujos animados, se encendió en la beoda cabeza de Dani. Empezó a interrogar a Lorena sobre las fechas previstas del viaje, los preparativos requeridos, costes de vuelos y demás.
"¿Sabes qué? Me apunto al viaje. Voy contigo", dijo Dani tras una divagación de minuto y medio. Esos 90 segundos le dieron para hacer cuentas: el dinero que costaba el billete de avión sumado al precio del visado y a las vacunas, era justo lo que le quedaba en su cuenta bancaria. Solo quedaba reunir dinero para vivir unos meses en la India (pues, aunque Lorena fuera a estar 15 días, él se negaba a pagar casi 1.000 euros de avión por una estancia tan corta. Habia que amortizar la inversión), para ello disponía de 40 días antes de la partida del viaje para encontrar trabajo y ganar algo de dinero. Afortunadamente, los contables de las empresas o los gestores son algo más profesionales que Dani y no reducen a tal simplicidad una operación. De hecho, él mismo se dio cuenta al día siguiente de que aun quedaban muchos cabos sueltos: ¿y si no encontraba trabajo con rapidez? ¿con qué dinero iba a vivir durante esos 40 días que lo separaban de su vuelo a Nueva Delhi? ¿Dónde iba a alojarse mientras sin tener que abonar ni un céntimo? Muchos interrogantes pero, al fin y al cabo, lo más acorde con un viaje improvisado, nada meditado, era lanzarse al vacío e ir dejando que cada nueva traba fuera solucionándose en el momento en que surgiera. De alguna u otra manera, Dani tenía claro que, con un poco de voluntad, las cosas irían saliendo.
Pocas vueltas más pudo darle Dani al tema. Al día siguiente, los efectos del alcohol habían remitido, y con él los arrebatos de euforia, sin embargo, se mantuvo firme en su decisión. Lorena y Dani marcharon hacia Barcelona. Al llegar a la ciudad de los prodigios, fueron directamente a la agencia de viajes para reservar los billetes y dar una paga y señal. Ya estaba todo hecho. Dar marcha atras hubiera significado la perdida de demasiado dinero. Irían a visitar a Sonia.
Durante los preparativos del viaje, Dani dio la noticia a familiares y amigos. "¿Y a qué vas a la India?", era la pregunta más frecuente. El barcelonés conetstaba sin tapujos que ni el país le entusiasmaba, ni le atraía nada el mundo espiritual o la meditación, ni tampoco había sentido nunca la necesidad de solidarizarse con el necesitado y colaborar con una ONG. Tampoco le interesaba la estética Hippie (entiéndase como estética no sólo su "estilismo" en cuanto a ropa o peinados, sino también como ese conjunto de mitos y rasgos que conforman a lo que podría considerarse como otra tribu urbana y que casi todo miembro parece compartir: tipo de música, lugares de culto, como Goa o Jamaica, fumarse...). Iba a India para estar, simplemente. Para ver a Sonia. Lo mismo le hubiera dado que fuera Laos, o Papúa Nueva Guinea. Y estas explicaciones lo acompañaron hasta el día en que, en el aeropuerto, tomaron su vuelo a Bruselas. En la capital europea, capital también de esa Bélgica que parece haber entrado en un proceso de desmembramiento, realizaron escala para coger su vuelo hacia Delhi.
Allí estaban. Lorena y Dani en Delhi. Para reunirse con Sonia. Sin embargo, su amiga, que debía reunirse aquel día con ellos, tuvo imposible llegar a la capital India. De hecho, aún se encontraba en el pueblo donde realizaba su proyecto: Tabo. Este poblado ubicado en la montañosa provincia India del Himashal Pradesh, lindante con el Tíbet, había sufrido durante los últimos días unos intensos episodios de lluvia y nieve que anegaron la región. El temporal se cebó con Spiti Valley. Las carreteras estaban cortadas, las viviendas de adobe, separadas de sus cimientos, habían sido arrastradas hasta llegar incluso a bloquear calles de los pueblos por donde transcurría una de las principales carreteras de la provincia para conectar a los pueblos de la zona. Incluso el servicio ferroviario, que llegaba a un punto mucho más al sur de donde se encontraban Tabo, habia sido interrumpido. Sonia seguia en el pequenyo pueblo tibetano incomunicada, sin poder salir y sin tener idea de cuando se reestablecerian las carreteras.
Entretanto, Lorena y Dani llevaban dos días hospedados en Maj Nuka Tila, campamento tibetano situado a las afueras de Delhi. Durante la madrugada habían recibido noticias de Sonia. Al parecer ya había logrado salir de Tabo y se encontraba camino de Shimla. Allí tomaría otro autobús para llegar hasta Nueva Delhi, dejando atras la zona anegada por las lluvias. Aun así, tanto Lorena como Dani recibieron sorprendidos a Sonia cuando esta irrumpió en el comedor del hostal. Si bien sabían que tarde o temprano iba a llegar, durante su corta estancia en India habían aprendido que ese país tenía sus ritmos, todo era tranquilo, nada se debía dar por hecho porque hasta el más nímio de los contratiempos podía traducirse en considerables retrasos o en cambios de planes. Una hora concreta en la India no era más que una aproximación.
Por fin se habían reunido los tres. El motivo del viaje ya había arribado. Ahora debían viajar a toda prisa hacia Nepal, puesto que a Sonia le caducaba el visado Indio y tenía que ir al país del Himalaya para renovarlo. La caducidad era para el día 30 de septiembre, y estaban a dia 27... En principio, en 2 días se llegaba a Nepal... pero estaban en India, por lo que ese "en principio" tomaba una gran relevancia.

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