Lo primero que hicieron los turistas mientras se encontraban, literalmente, sobre la linea fornteriza entre Nepal e India, fue dirigirse a la oficina de inmigracion para tramitar sus visados. 25 euros por 15 dias. Se quedaron sorprendidos por semejante tarifa, desproporcionaba si se comparaba con los 50 euros necesarios para costearse un visado de 6 meses de vigencia en la India. Al llegar a Pokhara, meca del trekking, descubrieron que, para practicar dicho deporte, era necesario pagar por un permiso especial. De no disponer del mismo, el excursionista podia ser multado por las autoridades del pais.
En la capital, Kathmandu, la situacion no resultaba mucho mas alentadora. Los barceloneses estaba hospedados cerca de Durbar square, en pleno centro. La ruta mas logica y directa para llegar a su hostal era cruzando aquella plaza. Sin embargo, cierto dia, cuando iban a acceder a la misma, un policia se acerco a ellos para exigirles el pago correspondiente. Por lo visto, y las guias de viaje asi lo corroboraban, por entrar a la zona de la plaza habia que pagar. Evidentemente, los turistas se negaron en rotundo y prefirieron dar un extenso rodeo para alcanzar su hostal: no iban a pagar por entrar a una plaza que, ademas, ya habian visto! A pesar de la advertencia, siguieron circulando por la plaza Durbar cada vez que les venia en gana, estando, eso si, atentos a que el guardia no reparara en ellos.
Les impactaba que una ciudad tan turistica cayera en semejante incongruencia. La economia nepali es de las mas deprimidas de Asia y, al contrario que otros paises antanyo pobres que hoy dan muestras de prosperidad (como la region Indochina o sus gigantes vecinos, China e India) no parece que vaya a despertar de su atonia economica. El tursimo es de los pocos ingresos que aun mantiene, pero con visados de tan poca duracion y abusos tarifarios dificultan que pueda mantenerse. El principal reclamo, su entorno natural, apto para todo tipo de deportes de aventuras, se ve a su vez amenazado por un plan de construccion de pantanos que pondra en jaque a parte de las empresas que encuentran en las aguas bravas de los rios una fuente de riqueza. Para rematar semejante combinacion de ceguera estrategica en el sector turistico, el pais, especialmente las zonas urbanas (sobretodo Kathmandu) esta constantemente sometido a toques de queda, que se vuelven a reestablecer al poco de haberse retirado. Para el nada despreciable numero de jovenes que pasa sus noches en los animados bares de Thamel, resulta un jarro de agua fria que el cierre este establecido a las 11 de la noche. Seg'un Johnny, un amigo israeli que conocieron en el viaje, y gran conocedor de India, el problema maoista traia cola y no presentaba visos de solucionarse. Al parecer, incluso despues de conseguir cierto poder y responsabilidad en el pais, el poder acababa homogeneizando al grupo gobernante de turno, haciendolo igual al anterior: corrupto e incompetente. La joven democracia nepali, apenas dos anyos, a menudo llega a plantearse si no estaba mejor bajo su anterior regimen autoritario.
Al llegar de nuevo a la frontera, esta vez para abandonar Nepal, los turistas iban haciendo, mentalmente, balance de su estancia. Su llegada alli habia sido mas bien circunstancial, pero el lugar les habia encantado. Salvo algunas incomodidades como el toque de queda o los permisos, era un lugar agradable al que ir de vacaciones. Sin embargo, salieron de su embelesamiento cuadno, al pasar por la oficina nepali de inmigracion, en la frontera, les multaron por haber sobrepasado en un dia el tiempo de su visado, y les obligaron a pagar uno nuevo, mas una multa de 3 dolares, esto son 33 dolares. El engorro y la indignacion empanyaron el bucolico diario que estaban rememorando.
En la capital, Kathmandu, la situacion no resultaba mucho mas alentadora. Los barceloneses estaba hospedados cerca de Durbar square, en pleno centro. La ruta mas logica y directa para llegar a su hostal era cruzando aquella plaza. Sin embargo, cierto dia, cuando iban a acceder a la misma, un policia se acerco a ellos para exigirles el pago correspondiente. Por lo visto, y las guias de viaje asi lo corroboraban, por entrar a la zona de la plaza habia que pagar. Evidentemente, los turistas se negaron en rotundo y prefirieron dar un extenso rodeo para alcanzar su hostal: no iban a pagar por entrar a una plaza que, ademas, ya habian visto! A pesar de la advertencia, siguieron circulando por la plaza Durbar cada vez que les venia en gana, estando, eso si, atentos a que el guardia no reparara en ellos.
Les impactaba que una ciudad tan turistica cayera en semejante incongruencia. La economia nepali es de las mas deprimidas de Asia y, al contrario que otros paises antanyo pobres que hoy dan muestras de prosperidad (como la region Indochina o sus gigantes vecinos, China e India) no parece que vaya a despertar de su atonia economica. El tursimo es de los pocos ingresos que aun mantiene, pero con visados de tan poca duracion y abusos tarifarios dificultan que pueda mantenerse. El principal reclamo, su entorno natural, apto para todo tipo de deportes de aventuras, se ve a su vez amenazado por un plan de construccion de pantanos que pondra en jaque a parte de las empresas que encuentran en las aguas bravas de los rios una fuente de riqueza. Para rematar semejante combinacion de ceguera estrategica en el sector turistico, el pais, especialmente las zonas urbanas (sobretodo Kathmandu) esta constantemente sometido a toques de queda, que se vuelven a reestablecer al poco de haberse retirado. Para el nada despreciable numero de jovenes que pasa sus noches en los animados bares de Thamel, resulta un jarro de agua fria que el cierre este establecido a las 11 de la noche. Seg'un Johnny, un amigo israeli que conocieron en el viaje, y gran conocedor de India, el problema maoista traia cola y no presentaba visos de solucionarse. Al parecer, incluso despues de conseguir cierto poder y responsabilidad en el pais, el poder acababa homogeneizando al grupo gobernante de turno, haciendolo igual al anterior: corrupto e incompetente. La joven democracia nepali, apenas dos anyos, a menudo llega a plantearse si no estaba mejor bajo su anterior regimen autoritario.
Al llegar de nuevo a la frontera, esta vez para abandonar Nepal, los turistas iban haciendo, mentalmente, balance de su estancia. Su llegada alli habia sido mas bien circunstancial, pero el lugar les habia encantado. Salvo algunas incomodidades como el toque de queda o los permisos, era un lugar agradable al que ir de vacaciones. Sin embargo, salieron de su embelesamiento cuadno, al pasar por la oficina nepali de inmigracion, en la frontera, les multaron por haber sobrepasado en un dia el tiempo de su visado, y les obligaron a pagar uno nuevo, mas una multa de 3 dolares, esto son 33 dolares. El engorro y la indignacion empanyaron el bucolico diario que estaban rememorando.
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